Vértigo postural perceptivo persistente (VPPP)
CLÍNICA BARONA Y ASOCIADOS
Aunque las siglas son parecidas el Vértigo Postural Perceptivo Persistente (VPPP) no tiene nada que ver con el Vértigo Postural Paroxístico Benigno (VPPB).
Los síntomas incluyen sensación persistente de inestabilidad, balanceo, inseguridad, desequilibrio… sin vértigo rotatorio claro durante todos los días o la mayor parte de ellos, el paciente puede tener días libres de síntomas. Esta clínica dura 3 meses o más y empeora con:
- El movimiento activo o pasivo de uno mismo, sin que se relacione con una posición o dirección específica;
- La exposición a estímulos visuales en movimiento o patrones visuales complejos;
- La realización de tareas visuales de precisión (ordenador, lectura…).
El Vértigo Postural Perceptivo Persistente (VPPP) comienza generalmente poco después de un proceso que causa vértigo agudo, inestabilidad, mareos o alteración del equilibrio, tales como vértigo posicional paroxístico benigno (BPPV), neuritis vestibular, enfermedad de Ménière, accidente cerebrovascular, migraña vestibular, ataques de pánico con mareos, conmoción cerebral o latigazo cervical… lo que sugiere una disfunción vestibular previa. Rara vez comienza lenta y gradualmente sin un evento desencadenante, aunque no siempre es posible conocer la causa.
Por tanto, el Vértigo Postural Perceptivo Persistente (VPPP) puede coexistir con otros trastornos vestibulares, lo que puede confundir el diagnóstico ya que los pacientes pueden presentar otros síntomas, incluido el vértigo. La ansiedad o la depresión leve pueden estar presentes como comorbilidades, pero no son síntomas de VPPP. Los pacientes con VPPP evitan situaciones (exposición a estímulos visuales en movimiento o patrones visuales complejos, la realización de tareas visuales de precisión como trabajar en el ordenador, lectura…) que pueden exacerbar los síntomas porque no quieren sentirse peor físicamente. Algunos evitan estas situaciones porque temen que algo terrible les pueda suceder. El VPPP es un trastorno fisiológico que puede tener consecuencias psicológicas.
Diagnóstico
Lo más importante e una buena historia clínica y un examen otoneurológico completo: audiometría, Video-nistagmografía con pruebas calóricas, Test del impulso cefálico video-asistido, pruebas de imagen como TAC y resonancia magnética… pero estas pruebas NO se usan para diagnosticar el VPPP en sí, sino para identificar otras condiciones que pueden estar asociadas. Estas pruebas a menudo son normales o pueden mostrar un problema vestibular actual o anterior que no explica completamente los síntomas del paciente.
Las personas con temperamentos introvertidos, ansiosos o un trastorno de ansiedad preexistente o aquellas que muestran un alto nivel de ansiedad mientras experimentan síntomas vestibulares pueden estar predispuestos a sufrir VPPP después de un proceso desencadenante. La ansiedad intensifica la inestabilidad postural y la reactividad a los estímulos de movimiento durante un trauma vestibular agudo y ralentiza la recuperación.
Tratamiento
Los Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) son los fármacos de elección. Los pacientes que no responden a un tipo de ISRS pueden responder a otro. Las benzodiacepinas y otros supresores vestibulares NO son efectivos como tratamiento primario para el VPPP. El tratamiento debe mantenerse durante al menos un año o más para minimizar la recaída.
La rehabilitación vestibular o del equilibrio reduce la sintomatología vestibular y la ansiedad de estos pacientes.
Se están realizando estudios para descubrir los procesos fisiológicos asociados al VPPP, estos trabajos están aportando información relevante sobre las alteraciones en el control postural, la percepción visual del espacio y el procesamiento de estímulos vestibulares y visuales que se producen en el cerebro